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LSD como herramienta terapéutica

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El descubrimiento del LSD puede atribuirse al químico suizo Albert Hofmann. En 1938, Hofmann trabajaba en los Laboratorios Sandoz (ahora Novartis) de Basilea (Suiza) investigando las propiedades medicinales del cornezuelo, un hongo que crece en granos como el centeno.

El cornezuelo era conocido desde hacía siglos por su asociación con los brotes de ergotismo, una enfermedad causada por la ingestión de grano contaminado y caracterizada por síntomas graves. Mientras sintetizaba diversos compuestos a partir del cornezuelo, Hofmann creó la dietilamida del ácido lisérgico, también conocida como LSD-25.

Esto ocurrió un 16 de noviembre de 1938. Sin embargo, al principio no reconoció sus propiedades psicodélicas. Solo sería hasta cinco años más tarde, el 16 de abril de 1943, que Hofmann descubrió el potencial del LSD. El químico ingirió accidentalmente una pequeña cantidad de LSD mientras trabajaba en el laboratorio.

Así que experimentó los efectos extraordinarios y alteradores de la mente del LSD, lo que supuso el primer viaje intencionado con LSD.

La LSD puede revolucionar tu vida si la usas de manera responsable, como alternativa psicoterapéutica

LSD como herramienta terapéutica

En los años siguientes, los Laboratorios Sandoz llevaron a cabo extensas investigaciones sobre la LSD, explorando sus posibles aplicaciones en diversos campos, como la psiquiatría, la psicoterapia y la farmacología. Inicialmente, la LSD se investigó como posible estimulante circulatorio y respiratorio.

Sin embargo, sus profundos efectos psicológicos pronto llamaron la atención, lo que llevó a su uso en investigación y terapia psiquiátricas. En las décadas de 1950 y 1960, el LSD ganó popularidad entre psiquiatras y psicólogos por sus potenciales aplicaciones terapéuticas. Se utilizaba en sesiones de psicoterapia para explorar el subconsciente, ayudar en el tratamiento de trastornos mentales y facilitar el crecimiento personal.

Sin embargo, debido al aumento del uso recreativo de este alucinógeno y a la preocupación por su seguridad y potencial de uso indebido, en 1970 se clasificó como sustancia controlada de la Lista I en Estados Unidos, lo que prohibió su uso médico y su investigación.

Desde entonces, la investigación sobre la LSD ha sido limitada, pero en los últimos años se ha renovado el interés por estudiar su potencial terapéutico. Se están realizando ensayos clínicos e investigaciones para explorar la seguridad y eficacia de la terapia asistida con LSD para diversas afecciones, como la ansiedad, la depresión, el TEPT (trastorno de estrés postraumático) y la adicción.

¿Cómo actúa la LSD en el cuerpo humano?

La LSD, como sustancia alucinógena, afecta al sistema de la serotonina en el cerebro, provocando profundas alteraciones en la percepción, la cognición y la conciencia. El uso terapéutico de la LSD suele denominarse “psicoterapia asistida con LSD” o “terapia asistida con LSD”.

En entornos terapéuticos, la LSD se utiliza principalmente de forma guiada y controlada, normalmente administrada por profesionales formados en un entorno de apoyo. La terapia asistida con esta sustancia implica la administración de una dosis moderada de LSD a un paciente, que luego se somete a una sesión de terapia estructurada mientras está bajo los efectos de la droga.

La sesión de terapia suele consistir en una combinación de comunicación verbal, introspección y exploración emocional. Existen varios beneficios terapéuticos potenciales asociados a la terapia asistida con LSD:

Mayor introspección y autorreflexión: el LSD puede inducir un estado de mayor introspección y autoconciencia, permitiendo a los individuos explorar sus pensamientos, emociones y experiencias pasadas más profundamente.

Mayor empatía y apertura emocional: la LSD puede facilitar la apertura emocional y aumentar la empatía, facilitando que las personas conecten con sus emociones y resuelvan problemas psicológicos no resueltos.

Alivio de la ansiedad y la depresión: algunos estudios sugieren que la terapia asistida con esta sustancia puede ser beneficiosa para las personas que luchan contra la ansiedad y la depresión resistente al tratamiento. Los efectos de la droga sobre la percepción y la conciencia pueden ayudar a los individuos a obtener nuevas perspectivas sobre sus problemas y encontrar alivio a sus síntomas.

Experiencias espirituales y crecimiento personal: se sabe que esta sustancia produce experiencias profundas y místicas, que algunos individuos encuentran espiritualmente significativas. Estas experiencias pueden contribuir al crecimiento personal, a un sentido de interconexión y a una perspectiva más amplia de la vida.

¿Cómo vivir la psicoterapia asistida con LSD?

Encontrar un profesional cualificado: busca un terapeuta o profesional sanitario licenciado que tenga experiencia y formación en terapia asistida con psicodélicos. Deben tener un profundo conocimiento tanto de las técnicas tradicionales de psicoterapia como de los posibles usos terapéuticos de las sustancias psicodélicas.

Un terapeuta responsable llevará a cabo una evaluación inicial para valorar tu historial de salud mental y física, evaluar tu idoneidad para la terapia asistida con psicodélicos y comprender tus objetivos terapéuticos.

Como prueba de lo anterior, antes de la sesión de LSD, el terapeuta trabajará contigo para establecer una relación terapéutica segura y de apoyo. Le informará sobre los efectos y riesgos potenciales de la LSD, discutirá sus expectativas y le ayudará a establecer sus intenciones para la sesión.

Dosis y administración: el terapeuta determinará una dosis adecuada de este alucinógeno en función de tus necesidades y características individuales. El LSD suele administrarse por vía oral en un entorno controlado y supervisado. El terapeuta te guiará a lo largo de la experiencia, garantizando tu seguridad y proporcionándote apoyo durante toda la sesión.

Durante la experiencia con este alucinógeno, participarás en técnicas terapéuticas como la terapia de conversación, la introspección y la exploración emocional. El terapeuta puede animarle a expresar sus pensamientos, emociones y experiencias, y ayudarle a superar cualquier momento difícil o revelador que surja durante la sesión.

Integración y seguimiento: Después de la sesión de LSD, la integración se convierte en una parte crucial del proceso terapéutico. El terapeuta te ayudará a integrar las percepciones y experiencias de la sesión de LSD en tu vida diaria.

Esto puede implicar sesiones de terapia de seguimiento para discutir y procesar la experiencia de LSD, explorar sus implicaciones y trabajar en la integración de las percepciones en tu crecimiento y bienestar personales.

¡A tener presente!

Es importante recordar que la psicoterapia asistida con este alucinógeno sólo debe realizarse bajo la dirección de un profesional capacitado en un entorno legal y controlado. Los detalles y protocolos específicos pueden variar según el terapeuta, como también el programa de investigación o el enfoque de tratamiento específico que se utilice.

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