La evasión espiritual llega en determinados momentos de nuestra vida. Dentro del proceso de autoconocimiento y realización personal, es completamente natural que enfrentemos a ciertos desafíos. El asunto es que hay que saber identificar esas etapas, para que nuestro viaje no se estanque, sino que nos permita ir más allá.
Hay mucho por aprender sobre los periodos de evasión espiritual. Cuando entramos en esta etapa de la vida, nuestro yo emplea distintas máscaras. Esto ocurre porque la mente se apropia de nuestra espiritual, induciéndonos a creer que lo importante es la vanidad del ego.
Las 3 características o modalidades de evasión espiritual que expondremos en este contenido, son: la negatividad, la compasión excesiva y la trascendencia insana. Es importante reconocer el impacto de cada una de estas facetas, para que puedas sincerarte y puedas vislumbrar en qué tienes que mejorar.
Negatividad
Cuando se progresa en el plano espiritual, el ego asume que debemos mantenernos en una línea donde todo es positivo. Es decir, empiezas a asumir que tu proceso te permite permanecer inmune a todo lo negativo. Tu yo asume que las emociones o cualquier evento negativo no tiene porque hacer impacto en tu vida.
Tratar de mantenerse aislado de lo negativo, ya sean pensamientos, eventos o emociones está bien. La meta de tener una buena salud mental se logra pensando de manera positiva, poniendo de tu parte para que tu día a día no se enfrente al estrés. Esa filosofía de vida demuestra que deseas mantenerte en sincronía con un estilo de vida sano.
Sin embargo, cuando de manera voluntaria intentas a toda costa cancelar toda negatividad, realmente estás atravesando por un periodo de evasión espiritual. Porque es apenas natural que en tu vida afrontes etapas de tristeza, aburrimiento, rabia u otros sentimientos, que aparecen en tu vida para recordarte que eres mortal y estás viviendo un proceso de autoconocimiento.
Esa actitud comprometida de ser 1000% positivo proviene del egoísmo de tu mente. Esa actitud santurrona, por así decirlo, en realidad no te deja ver lo que tienes por descubrir. Y al a vez, no te permite comprender cómo puedes canalizar esas emociones negativas, para transformarlas en algo que te nutra de energía positiva.
La compasión excesiva
La compasión excesiva maneja también esa línea santurrona donde aparece un sentimiento de superioridad cuya base es tu sentido de la bondad. En tu deseo por defender lo que espiritualmente has alcanzado, tu ego considera que debes convertirte en instrumento para los demás, lo que te deja a ti mismo en un segundo plano.
Tu ego asume que puedes enaltecerte ayudando a los demás. Y que esa dedicación y esfuerzo, ese descentrarte de ti mismo, es lo que te ofrece la mejor realización. Pero en realidad, no estás estableciendo limites sanos y tu sentido del servicio depende de que el otro reconozca tu bondad, tu compasión, tu solidaridad. Tu evasión espiritual está centrada en el orgullo de reafirmar que superioridad.
En ese sentido, no estás viviendo una experiencia de igual a igual. No hay una transparencia entre tu bondad y lo que ofreces a los demás. Debes tener cuidado con esta compasión exagerada, porque entonces tus valores como persona, tu identidad, comienza a ser fingida. Y, al igual que el rechazo a la negatividad, entras en una actitud ciega donde no hay exploración sincera sobre tus sentimientos.
Trascendencia insana
Existen dos tipos de trascendencia: la transcendencia insana y la transcendencia sana. Cuando se vive una transcendencia insana, no hay un acercamiento frente a los traumas y heridas que permanecen en el inconsciente. Tu yo, desde tu orgullo y evasión espiritual, cree que todo se simplifica en ignorar y hacer un lado todo aquello que te aqueja.
En la trascendencia sana, lo que se hace es profundizar sobre todo eso que te abruma y reconocerlo como parte del proceso. Hay progreso espiritual en ese sentido, porque estás aceptándote, reconociendo tus limitaciones y corroborando que no te las sabes todas. Aprender a convivir, soportar, reconocer tus traumas hace parte del proceso.
Pero cuando buscas la trascendencia simplemente desde el ángulo de hacerle el esquive, de ignorar lo que está dentro de ti, te estás escudando. Estás creando toda una atmosfera que no te permite tener sensibilidad frente a lo que quiere comunicarte tu identidad espiritual.
¿Qué es lo que estás tratando de saltarte? ¿Por qué te parece más fácil ignorar que verte frente a frente con tus demonios? ¿Cuál es esa tristeza que no quieres aceptar? Esto tiene una gran relación con el tema ya reflexionado sobre el positivismo exagerado. Afronta tu proceso, en vez de eludir lo que está clamando por salir.
¿Cómo afrontar positivamente estas tres facetas de la evasión espiritual?
Si leíste este texto y te sentiste confrontando, acepta con gusto esa sensación. Aprender a reconocer que estas transitando por una etapa de evasión de negatividad, compasión exagerada o trascendencia insana, hace parte del descubrir. Aceptar que estás viviendo una faceta así, es el primer paso para liberarte.
Todo lo que viene a partir de este punto, es un proceso de despertar personal que puedes vivir desde distintos ángulos. Dejas de vivir la evasión espiritual y aceptas con gusto quien eres. Sincerarte, decirte la verdad, reconocer tus limitaciones y que no te las sabes todas es un común denominador en este viaje de autoconocimiento.
Recuerda que hay muchas opciones para trabajar todo lo que eres. Por un lado está la ayuda psicoterapéutica, al igual que todo lo que representa el uso de enteógenos y otros alucinógenos para desbloquear tu inconsciente. Pero, la actitud constante de trabajarte a ti mismo, de reconocer quien eres es lo más importante.
La escritura, la meditación, el silencio son algunas de las opciones. Establecer los limites sanos y no dejarte en último lugar es fundamental. Es tu viaje, es tu despertar, es tu descubrimiento como persona lo que debe estar en primer lugar; no hay nada de egoísmo en tener una visión de vida centrada en ti.
