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Tribu los Marubos

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El pueblo Marubo parece ser el resultado de la reorganización de sociedades indígenas diezmadas y fragmentadas por caucheros o siringalistas (propietarios de las caucherías) y siringueiros (recolector del látex natural), durante el auge del periodo del caucho. Fenómeno bien parecido a lo que sucede en su cosmología, donde nuevos entes son formados por la agregación o transformación de partes de seres muertos y mutilados. Pero ese movimiento de dispersión y reagrupamiento puede remontarse a tiempos aún mas antiguos, tal y como lo sugieren algunos nombres de secciones Marubo en pueblos vecinos de la etnia Pano.

(Tribu Nukini)

Nombre y Lengua

Conocidos por el nombre de “Marubo”, éstos indios aceptan tal designación aunque no constituya una autodenominación, la cual, entre otras, no parece existir. Su lengua se incluye en la familia Pano. Cuentan los Marubo que su lengua es la de los “Chaináwavo”. Afirmación que expone algunas cuestiones relativas a su pasado, ya que Chaináwavo es el nombre de una de sus secciones que hoy esta extinta. Como sección, los Chaináwavo no podían vivir aislados puesto que tenían que casarse con miembros de otra sección. La lengua actual de los Marubo tiene una contrapartida ritual: en los mitos y en los cánticos de cura existe un vocabulario paralelo que sustituye muchas de las palabras de uso cotidiano. Actualmente los jóvenes de sexo masculino también pueden comunicarse en portugués. Por su parte, los mas viejos, al enfrentarse en el pasado con la explotación del caucho en su territorio a manos de caucheros peruanos, conocieron algunas palabras de la lengua quechua y del español.

Localización

Los Marubo viven en el alto curso de los ríos Curaçá e Ituí de la cuenca del Javari, en la “Tierra Indígena Valle de Javari”. Tal territorio lo comparten con los Korubo, los Mayá, los Matis, los Matsés, los Kanamari y los Kulina Pano, entre otros pueblos aislados. Es una región repleta de pequeñas colinas cuyas cumbres, no es de extrañar, parecen unirse entre sí por las crestas que se hacen con la frondosa cubierta de la selva amazónica. Para llegar a los centros urbanos los Marubo tienen dos opciones: o bajan por los mencionados ríos para llegar, en las proximidades de la desembocadura del Javari en el río Solimões, a la municipalidad de ‘Atalaia do Norte’ (donde queda la sede de la administración regional de la Funai (Fundación Nacional del Indio), a ‘Benjamin Constant’ o a la ciudad colombiana de Leticia; ó, en el sentido opuesto, cruzan el divisor de aguas que los separa de ‘Juruá’, para entonces llegar a la municipalidad de ‘Cruzeiro do Sul’ en el estado de Acre. Esta última opción es mucho más próxima a las tierras Marubo, pero como es un viaje que se hace parcialmente por tierra, sólo puede efectuarse si se llevan cargas leves.

(Tribu Kuntanawa)

La Maloca

Quien llega por primera vez a un lugar habitado por los Marubo, seguramente se equivocará si intenta estimar la población por el número de construcciones. La verdad, la única construcción habitada es la casa oblonga cubierta de paja de jarina desde la cumbrera hasta el suelo, que esta asentada en el centro de la parte mas alta de la colina. Allí los habitantes duermen, preparan los alimentos, comen, reciben visitas, entonan cánticos de cura y ayudan al chamán. Conocida con el nombre de Maloca, esta construcción tiene un mito de origen, el del héroe Vimi Peya, quien aprendió a hacerla después de vivir por un periodo en el fondo de las aguas con los yacarés (caimanes). A pesar de que cada ejemplar varía en tamaño, la maloca es siempre hecha de la misma manera, con los mismos encajes y amarraduras. Las construcciones que quedan alrededor de la maloca, donde el declive de la colina se acentúa, son de propiedad individual. Están erguidas sobre pilotes, tienen corredor y paredes de cáscara de paxiúba (tipo de palma), techo de paja, y sirven sobretodo como depósitos. Generalmente, lo que se guarda en los depósitos son los ítems que adquieren de los ‘civilizados’: herramientas de hierro, armas de fuego, paneles de aluminio, cables de acero para amarrar troncos de madera, recipientes de lata para acopiar caucho, cuchillo para hacer incisiones en el tronco de la siringueira, ropa y tejidos, máquinas de coser, entre otros. A partir de la colina donde se erige la maloca, las chagras se extienden hacia los valles y las colinas vecinas. Se perciben varias tonalidades de verde conforme a las hortalizas, tubérculos o plantas cultivadas: en las partes altas, en aquellas crestas que unen las colinas de un lado a otro, hay franjas de yuca brava y papayos; mientras que en las depresiones se encuentra maíz y plátano. La maloca abriga varias familias elementares bajo el liderazgo del dueño de la casa. Éste, como cualquier otro hombre, puede casarse con una o mas hermanas de su esposa. Con él pueden vivir el hermano de su esposa, hijos casados y sobrinos (hijos de la hermana) casados con sus hijas. Cada mujer y sus hijos ocupan un espacio cuadrado de mas o menos tres metros (3 mts.) de lado, el cual es delimitado por los cuatro (4) pilares medulares de la casa -dos centrales y dos laterales-, donde se colocan las redes de pesca y se erigen pequeños estantes para guardar objetos -algunos de los cuales simplemente se meten entre la paja de las paredes-. Al lado de ese cuadrado medular, bien hacia el centro de la maloca, se mantiene una hoguera encendida que es aprovechada para cocinar y abrigar a los habitantes de la maloca.

El cosmos

Por medio de la mitología los Marubo describen el universo y cuentan cómo se formo. En términos generales, para ellos los seres siempre son hechos de partes de otros seres, comenzando por la superficie terrestre que está compuesta de partes blandas de cuerpos de animales muertos que se van endureciendo. También consideran que el agua de los ríos y sus peces, a la vez que las plantas y hierbas de la selva, son hechos a partir de otros seres. De ese mismo modo surgieron las plantas cultivadas, de acuerdo a uno de los tres (3) mitos que hablan sobre su origen. Así mismo, para ellos el universo esta compuesto por varias capas, las superiores conocidas como cielos y las inferiores como tierras. Los seres humanos viven en la capa de tierra que esta encima de las demás -donde se ve la niebla. Según los Marubo los humanos tienen varias almas que pueden sintetizarse en dos  tipos: la de la derecha o “del corazón” y la de la izquierda. 

tribu-indigena-los-marubo

Después de la muerte, la última queda vagando entre la capa de tierra donde viven los mortales, mientras la otra es encaminada por la senda de la niebla (Vei Vai), donde recorre muchos sitios, pasa por varias pruebas y peligros a los cuales no puede sucumbir -pues quedaría en esa capa para siempre-, hasta llegar al lugar donde viven las almas de los miembros de su sección. Allí el alma se encontrará con dos  cambios: con que su piel ha sido transformada en piel de Roka (mico sakí cariblanco -Pithecia pithecia), y con que ha pasado a una vida llena de abundancia, salud y felicidad. El término que designa aquel cielo donde llegan las almas y tienen esos cambios, es shokó.

(Tribu Arara Shawadawa)

Ritos

Aquellos dueños de la maloca que ganan prestigio por su manera pacífica y comedida de actuar, que promueven las fiestas y la paz, y que son buscados como consejeros, merecen el título de kakáya. Tal vez los ritos menos formales y frecuentes sean las comidas y las fiestas de beber, en las cuales una maloca invita a sus vecinos cuando hay carne de caza, yuca, maíz o chontaduro de sobra. Mucho mas elaborada, importante e infrecuente es la fiesta Tanaméa, para la cual los anfitriones limpian los caminos que comunican su maloca con las malocas invitadas, además de abrir algunos claros para esperar a los invitados que vienen caminando de sus malocas, y recibirlos con bebidas. Sin embargo, la entrada de los invitados a la maloca anfitriona es agresiva, ya que éstos comienzan a excavar el patio externo y a destruir la paja de las paredes. En compensación, los moradores de la maloca toman los adornos y los accesorios que traen los invitados. En cada maloca se realiza anualmente la fiesta de la “recolecta de maíz”. En este rito predomina entre los hombres la realización de las siguientes actividades: la aplicación de ortiga o la exposición a la picadura de la hormiga conga (Paraponera clavata), y los juegos donde se imitan las diferentes fases de la actividad venatoria. Todo esto se realiza con el objeto de propiciar los buenos resultados en las jornadas de caza colectiva. Otro evento que también es concebido como una ocasión ritual, es el transporte del nuevo trocano (instrumento sagrado de percusión hecho de un tronco de madera que tiene una profunda cavidad rectangular), desde el interior de la selva donde fue confeccionado, hasta el interior de la maloca. El pesado instrumento es amarrado al centro de un largo tronco, que posteriormente los hombres levantan y colocan en sus hombros para cargarlo. A su vez, éstos hombres a quienes se les encomendó la exigente actividad de carga, además de apoyarse en bastones para poder andar mas fácilmente en medio de tanto peso y de caminos resbaladizos y enlodados por las lluvias, también deben aguantar las cosquillas que les hacen las mujeres que los clasifican como maridos. En lo que tiene que ver con su ciclo de vida, el rito mas visible es el funeral. En el pasado, dicho ritual incluía la cremación, la pulverización de los huesos y su mezcla con un alimento pastoso, la ingesta de esta mezcla por parte de los parientes, y el desfile con partes del cuerpo del muerto con el objetivo de ayudar a su “alma de corazón” a encontrar el camino y superar las pruebas post-muerte. Actualmente, el cadáver es envuelto en su red de dormir (hamaca) y llevado al cementerio que está bien alejado de la maloca. Las personas que mantuvieron las relaciones mas distantes con el difunto son quienes lo cargan hasta el cementerio, donde lo depositan en una sepultura sobre la cual es construida una pequeña barraca o tapiri.

Magia

Los ritos más frecuentemente realizados tienen un alto componente mágico, el cual se manifiestan de dos (2) formas: los cánticos de cura y las sesiones chamánicas. Por ejemplo, cuando alguien está enfermo, sus compañeros se sientan en banquitos en torno a su red de dormir (hamaca) y cualquier hombre maduro que sea pariente próximo del enfermo, se siente en la obligación de iniciar la entonación de los cánticos. Aunque hay reconocidos especialistas en esos cánticos: los kenchintxô o “curadores”. Los cánticos duran por lo menos cuarenta y cinco minutos (45 min.), y deben ser repetidos o sustituidos por otros en intervalos que correspondan al número de veces que la gravedad del mal lo exija. Antes de cantar la primera vez y en los intervalos, los curadores beben ayahuasca (o yajé) y soplan rapé (tabaco en polvo que se aspira por la nariz). En todo el proceso, hay una secuencia estandarizada: en una introducción se narra cómo se formó el espíritu de la enfermedad (que está constituido por partes de diferentes seres); luego aparece una narración sobre cómo la enfermedad entró en la persona; posteriormente viene la invocación de seres y cualidades que entran en el cuerpo del enfermo para combatir la dolencia, entre los cuales tiene un papel preponderante el espíritu femenino Shoma; y finalmente viene la recuperación del convaleciente.

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